El plan anual de entrenamiento
La periodización
del entrenamiento
En
este artículo vamos a tratar un tema que a menudo crea no pocas confusiones
entre los practicantes de culturismo e incluso es tratado, por algunos
entrenadores, de forma errónea desde mi punto de vista. Me refiero a la
periodización y el establecimiento de objetivos que se lleva a cabo durante una
temporada de entrenamiento culturista. A menudo y en un intento por dotar al
culturismo de la seriedad que acompaña a la mayoría de deportes, hace tiempo
reconocidos como tales, se pretende planificar siguiendo los mismos principios
y creando las mismas estructuras sin caer en la cuenta de que el culturismo no
se parece en nada a los demás deportes. El motivo es muy simple. El culturismo
es el único deporte en el cual un atleta se entrena de una manera y luego
compite de otra totalmente distinta. Por otro lado, el culturista no tiene como
objetivo la mejora de ninguna cualidad física (fuerza, velocidad, resistencia o
movilidad articular) ya que no debe hacer alarde de ello, su único objetivo es
lograr la máxima hipertrofia muscular con la menor cantidad de grasa posible en
el momento de competir. Veamos pues, a grandes rasgos, cuales son las
diferencias entre un plan de entrenamiento orientado a un deporte cualquiera y
el propio de un culturista.
El objetivo fundamental
de la planificación de un ciclo anual es conseguir alcanzar el estado de forma
óptimo para afrontar la competición deportiva con las máximas garantías de
éxito. Para alcanzar dicho estado, el atleta debe prepararse de forma general y
específica a lo largo de uno (plan anual) o de varios años (plan plurianual)
dividiendo el tiempo total disponible en períodos y éstos, a su vez, en
subperíodos cuya duración vendrá determinada por las características del
deporte y el calendario de competiciones. Cuanto más complejo es un deporte y
más amplia es la exigencia en cuanto a mejora de las cualidades físicas,
técnicas y tácticas, mayor será el tiempo de dedicación y mayor, también, la
necesidad de coordinar el entrenamiento de cada aspecto de la preparación con
vistas a asegurar una completa recuperación y un progreso regular.
Veamos
a continuación un ejemplo de como se divide un ciclo anual de preparación sin
tener en cuenta la especialidad deportiva:
CICLO ANUAL |
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PERÍODO GENERAL |
PERÍODO ESPECÍFICO |
PERÍODO TRANSITORIO |
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SUBPERÍODO INTRODUCT. |
SUBPERÍODO |
SUBPERÍODO ESPECÍFICO |
SUBPERÍODO COMPETIT. |
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MES 1 |
M2 |
M3 |
M4 |
M5 |
M6 |
M7 |
M8 |
M9 |
M10 |
M11 |
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En
este caso, comprende dos subperíodos: el INTRODUCTORIO y el BÁSICO y tiene una
duración total de cuatro meses.
Subperíodo
introductorio
Su duración es de dos
meses y los objetivos fundamentales que se persiguen son dos:
·
·
Recuperar la forma física alcanzada al finalizar el subperíodo
básico del ciclo anterior.
·
·
Situar física y mentalmente al atleta para afrontar el
siguiente subperíodo.
Subperíodo básico
Su duración es de dos
meses y el objetivo fundamental es uno:
·
·
Elevar progresivamente el grado de capacidad del atleta hasta
situarlo por encima del alcanzado en la temporada anterior.
Comprende
dos subperíodos: el ESPECÍFICO y el COMPETITIVO y tiene una duración de siete
meses.
Subperíodo
específico
Su duración es de cuatro
meses y persigue los siguientes objetivos:
·
·
Desarrollar las cualidades específicas que el deportista
precise para alcanzar la fase competitiva con garantías de éxito.
·
·
Conservar los logros alcanzados en la etapa anterior.
·
·
Disponer al organismo para efectuar la transferencia de las
cualidades específicas a la realidad de la competición.
Subperíodo
competitivo
·
·
Alcanzar la máxima condición física posible.
·
·
Mantenerla el tiempo necesario para afrontar todas las
competiciones programadas.
Su duración es de un mes
y persigue el siguiente objetivo:
·
·
Favorecer la recuperación completa del deportista a nivel
físico y psicológico.
A
partir del plan general de entrenamiento, se desarrollan los microciclos
(períodos de una extensión equivalente a una semana natural) y las sesiones que
a su vez, pueden dividirse en dos o en tres sesiones diarias (doble o triple
sesión). Al respecto podemos añadir que la idea de efectuar varias sesiones a
lo largo de un día, es una idea que surge de la necesidad de efectuar
entrenamientos de mayor intensidad, lo cual exige un volumen de carga menor con
el fin de no sobrecargar al deportista. Ha sido ampliamente utilizado por
atletas que requieren unos niveles de fuerza extraordinarios, como halterófilos
y powerlifters.
La planificación culturista
En
la práctica culturista, la planificación del entrenamiento sigue, básicamente,
la misma estructura pero debido a la menor complejidad de este deporte en
cuanto al trabajo de cualidades físicas, no se hace necesario el seguimiento de
un plan tan elaborado. De hecho, la práctica del culturismo no precisa del
desarrollo de ninguna cualidad física. Para entender este hecho, debemos tener
en cuenta cual es la exigencia de la competición y no perder de vista cual es
el verdadero objetivo del culturista cuando se entrena. En realidad, el
practicante de culturismo persigue, únicamente, dos objetivos a lo largo de una
temporada: lograr el máximo desarrollo muscular (hipertrofia) y conseguir, a
medida que se aproxima la competición, el menor porcentaje posible de grasa
corporal. Podríamos concluir diciendo que el ciclo de entrenamiento de estos
deportistas se divide de la siguiente forma: período de volumen, período de
definición y período de descanso. El primer período puede tener una duración
variable según el nivel de desarrollo del atleta y la categoría de la
competición a la que decida presentarse. Si se trata de un culturista que está
aún en fase de crecimiento y se halla lejos de haber logrado un pleno
desarrollo de su potencial, el tiempo que deberá dedicar a los sucesivos
períodos de volumen será extenso y deberá planificar sus competiciones a largo
plazo (habitualmente dos años). Si por el contrario, está muy cerca de haber
alcanzado un tope de desarrollo muscular o ya lo ha alcanzado, pueden
planificarse hasta dos o tres competiciones en el mismo año. El segundo
período, debe tener una duración adecuada a la necesidad de perder el máximo
volumen de grasa que se haya podido acumular durante el primer período. Para
determinar con exactitud este parámetro, se hace necesario contar con medios
objetivos de evaluación. Lo más apropiado sería un estudio de la composición
corporal y un estudio antropométrico, sin desdeñar la necesaria observación del
aspecto físico que en definitiva, será lo que valoren los jueces.
Estructura del programa
Una
vez hemos determinado la duración de cada período, debemos pasar a diseñar los
programas de entrenamiento cuyo objetivo será lograr ese desarrollo muscular.
La estructura de un programa y las características que lo definen son las
siguientes:
1. Agrupación de
los músculos en base a un principio de estimulación-recuperación
Ello
significa que no podemos entrenar dos grupos musculares en días consecutivos de
forma que el entrenamiento del segundo músculo implique significativamente al
que se entrenó el día anterior y pueda perjudicar su recuperación. Por ejemplo,
si el lunes entrenamos los isquiotibiales y los gemelos, el martes no podemos
entrenar los cuádriceps ya que muchos de los ejercicios que realizaremos para
entrenar dicho músculo, implican en su ejecución los mencionados anteriormente.
Ello perjudicará notablemente el proceso de estimulación del cuádriceps y
retrasará la recuperación de los isquiotibiales y los gemelos. Lo correcto
sería hacerlo en orden inverso.
2. Escoger los
ejercicios más eficaces en términos de estimulación
Al
cabo de cierto tiempo, todos los practicantes de culturismo conocen un amplio
repertorio de ejercicios entre los que escoger aquellos que conformarán la
rutina de entrenamiento. El problema que se plantea es tener un criterio que
permita escoger aquellos que sean los más eficaces para lograr el máximo
desarrollo muscular en el mínimo tiempo posible. En medicina, el profesional
debe poder escoger entre multitud de fármacos para, a partir de un diagnóstico,
prescribir los más adecuados para el paciente. Podríamos hablar de un
medicamento de primera elección cuando es el de mayor índice terapéutico, pero
si el paciente muestra algún signo de intolerancia o sufre algún efecto
secundario grave, debe escogerse otro que se denomina de segunda elección. Con
el ejercicio físico pasa lo mismo. Un ejercicio puede ser el más eficaz en
términos absolutos, pero si el atleta no lo tolera bien, debe escogerse otro
que se adapte mejor a las particularidades de dicho atleta. Permitidme que os
oriente acerca de los requisitos que debe poseer un ejercicio para ser
considerado de máxima eficacia:
·
·
Debe permitir que se genere la máxima tensión muscular.
·
·
Debe permitir la máxima localización muscular.
·
·
Debe provocar la máxima congestión muscular.
·
·
Debe suponer el mínimo riesgo de lesión.
3. Determinar el
número total de series por músculo
Dicho
número dependerá de la intensidad del entrenamiento, de la capacidad de
recuperación del atleta y de la capacidad de trabajo del músculo. En líneas
generales, cuanto mayor sea la intensidad, menor será el número de series;
cuanto mejor sea la recuperación, mayor será el número de series y cuanto mayor
sea el músculo, más series necesitará para alcanzar el punto de saturación de
esfuerzo. A igual intensidad y capacidad de recuperación, un cuádriceps puede
necesitar entre ocho y doce series totales, mientras que un bíceps precisará
entre cinco y ocho.
4. Alternar los
períodos de alta y moderada intensidad
Sobre
este punto ya hemos establecido un criterio y unos procedimientos que quedaron
descritos en el artículo publicado.
5. Cambios de
rutina
La
duración de una rutina de entrenamiento es muy variable, pero en cualquier caso
nunca debe hacerse siguiendo un criterio caprichoso o aleatorio. De hecho,
debemos olvidar el procedimiento habitual de cambiar la rutina cada dos o tres
meses y comenzar a pensar en cambios puntuales de ejercicios en aquellos
músculos que así lo exijan. Un pectoral puede necesitar cambios de ejercicio o
simplemente en el orden de los mismos con relativa frecuencia debido a su
configuración anatómica que exige ser entrenado desde varios ángulos, pero un
bíceps puede ser entrenado con el mismo ejercicio durante toda la vida. Ya sé
que sueña un poco extraño y que muchos estaréis pensando que es una locura,
pero permitidme que os llame la atención sobre un hecho evidente. Durante los últimos
cincuenta años, miles de culturistas de todo el mundo han estado entrenando sus
isquiotibiales con un único ejercicio, el curl femoral y nunca jamás se ha
cuestionado la posibilidad de que este importante paquete muscular (formado por
tres músculos: bíceps femoral, semimembranoso y semitendinoso) pudiera
estancarse en su crecimiento. El motivo es simple, no hay otro ejercicio para
escoger. Sí, ya sé que estáis pensando en el curl femoral de pie, pero, en
realidad, es el mismo ejercicio en otra posición. La acción de flexionar la
rodilla es la misma. En cambio, casi todos los practicantes de culturismo creen
que si no cambian cada cierto tiempo de ejercicios de bíceps (un músculo mucho
más pequeño que los isquiotibiales) éste dejará de crecer porque se acostumbrará.
Os puedo asegurar que el músculo no deja de crecer porque se adapte al
ejercicio, lo hace porque se adapta a la carga.
A
modo de conclusión os diré que el culturismo es un deporte que no exige la
mejora de ninguna cualidad física y por ello no puede ser tratado como los
demás deportes desde el punto de vista de la planificación deportiva. No
intentemos parecernos a los demás en un afán de ser aceptados, reconocidos o
respetados, pues corremos el riesgo de ser unos malos imitadores. Tenemos nuestros
propios procedimientos metodológicos, tratemos únicamente de aprender a
valorarlos y mejorarlos, si cabe, en base a la experiencia y a los
conocimientos científicos que podamos adquirir con el tiempo.